Ser un ente solitario fue mi decisión.
El tiempo ha pasado y aún sigo pensando en lo que fue, en lo que no es y en lo que ya (no) podrá ser.
Errores han habido muchos.
Reconocer que has equivocado la estrategia no es sencillo y sin embargo empiezo a hacerlo.
He hablado mucho y no he dicho nada.
Cantinflear por la vida es para mi es algo innato.
Solía decirme a mi mismo que no hay que mirar para atrás ni por el retrovisor, pero creo que hay que hacerlo a veces, cuando el destino está por rebasarte.
¿Que me ha quedado?
Años de experiencia(s), eventos, locuras y demás cuestiones para el anecdotario de lo absurdo.
Pero me pregunto si ha sido suficiente.
Negarse a la realidad no es precisamente una buena estrategia.
Llevo tiempo tratando de rearmar el rompecabezas que nunca estuvo terminado.
Verlo desde afuera, darse cuenta que las piezas solitas se han acomodado, y que contrario a lo que pensaba lo han hecho bien, no puede ser otra cosa que la evidencia de que la condescendencia me pasó a formar.
Alegría inoportuna me generan las acciones vistas. Alegría porque demuestran que he estado equivocado, inoportuna porque creo que ya es demasiado tarde para encausarlo.
La vida y yo hemos chocado de frente y lamento informar que tal vez los dos hemos muerto y esto no es más que mi purgatorio personal.
E
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