28.5.12

Mi voto es por Marcelo

Sucede que siempre he creído que hablar de política en público es aventurarse a entrar en un terreno por demás peligroso.

Es uno de esos temas que por salud mental debes dejar guardado.

El actual proceso electoral, hasta hace unas semanas aburrido y predecible, es hoy terreno fértil para la crítica simple y el falso proselitismo.

Independientemente de quienes están jugando a proponer un camino que nos saque del hoyo creo que lo interesante ha sido ver cómo, a raíz de un evento por demás singular se han despertado -así pareciera- las conciencias de quienes cosecharan los frutos que se siembren en los próximos años -las metáforas motivacionales no son lo mío-.

Lo único que me hace un poco de ruido es el hecho de que estas marchas, que son un buen espectáculo en medio de esta obra tan aburrida no parecen concretarse mas allá del grito y la descalificación.
Será interesante ver a donde nos lleva todo este embrollo.

Estas serán mis segundas elecciones federales y por lo mismo me considero nuevo en esto, a pesar de mis años, sin embargo, creo fervientemente que las descalificaciones estereotipadas no nos llevarán a ningún lado.
De esas anécdotas que (no) valen la pena: Un comentario mío pidiendo tolerancia, desencadenó una serie de respuestas por demás interesantes, que iban desde algo así como no "hay peor esclavo que el que besa sus cadenas" o "no hay peor jodidés  que un jodido apoyando a un burgués".
Tomar esos comentarios como personales es tan ilógico como estúpido, sin embargo no pude evitar la alusión. 


¿De qué va todo esto?.
Pues que básicamente se asumió (mal) que al no estar con ellos (AMLO), estaba con el demonio reencarnado (EPN).
Mi (mal) intento de ser racional en un tema que no lo es, fracasó estrepitosamente.

Aquí me explico (vagamente y con cantinfleos de por medio).

Lo que yo quise decir era que no podemos ver la vida (y a los candidatos) en extremos.

No son santos 

No son demonios.

Dije:
 "Hay matices y en ellos reside la diversidad de opiniones. 
Respeto a quienes están con AMLO y creen que es una especie de mesías, respeto a quienes están con EPN y creen que es el pri redimido, respeto a quienes están con JVM y creen que su condición de mujer es suficiente, respeto a quienes están con Quadri y creen que es la mejor opción.
No comparto esas opiniones simplistas, pero eso es punto y aparte".


Aparentemente soy gris, me mantengo estático y tengo una postura de simplicidad, que no sube ni baja.
Conectaré esto con otras ideas que ha estado rondando por aquí:

 No soy partidista, nunca lo he sido y no se si algún día lo vaya a ser.

Soy de los ingenuos que votan por candidatos, no estructuras.
Entiendo que esos candidatos responden a los intereses del partido que los patrocina, pero quiero creer que también son capaces de tomar decisiones propias (malas o buenas).

Leí hace unos días este texto con el cual comparto casi todos los puntos.
Considero que al día de hoy, mi voto sigue siendo para Josefina.
No considero que ella va a solucionar los problemas que aquejan al país, sería muy ingenuo pensarlo así.
No creo que su condición de mujer sea su mayor cualidad y me desespera que haya utilizado esto como motor principal de su campaña.
Considero sin embargo que de los 3 contendientes es la que podría hacerlo mejor.
EPN no me convence, y no es únicamente el partido al que representa, más allá de las pifias cometidas, el mal inglés, y la incapacidad de nombrar 3 libros, su gran problema radica en el oportunismo vil que denota, jugar a ser una especie de mesías que viene a salvarnos de todos nuestros problemas, ese ardid de firmar cuanto compromiso se le atraviesa por el camino, sin asumir que esas ser(i)án sus responsabilidades inmediatas.
AMLO, visto a la distancia, parecía una buena opción…hace 6 años, pero entre su presidencia legítima, su show en Reforma, su renuencia a aceptar la derrota, su república amorosa de doble moral y su falsa modestia, apelando a las masas populares, no deja ver cómo piensa gobernar, y no, presentar un posible gabinete, a manera de elenco de telenovela no es suficiente.

Retomando el debate, con todas sus fallas y malos manejos, no puedo votar por alguien que se dedicó a atacar, con clases de historia de por medio, y que en ningún momento propuso algo concreto.Sus propuestas utópicas a mi no me sirven.
JVM con todo y su deslucida imagen, su falta de coordinación con el partido y sus jefes de campaña, su voz aburrida hasta el asco y su discurso de soy mujer y eso debe ser suficiente, ha intentado ser menos chorera, por lo menos ha tomado posturas en temas que por su naturaleza son innombrables.
Tal vez esté cometiendo un grave error, pero aún queda tiempo para:

a) Cambiar de opinión y descubrir que alguno de los dos –casi proclamados- mesías vale la pena o
b) Aceptar que ella es la menos peor de los 3 y estar seguro de la decisión.

Lo anterior lo escribí hace un mes, cuando apenas empezaba la debacle del movimiento yo soy 132 y solo habíamos visto el primer debate.
Hoy, a 2 días de que terminen las campañas y a 5 de las elecciones pongo mis dos centavos finales sobre el asunto:

EPN representa al partido que se resiste al cambio, es un candidato disfrazado de nueva opción, pero que dejó ver los usos y costumbres del dinosaurio que no se ha ido.

AMLO representa una izquierda intolerante, un candidato que se autoproclama mesías, que descalifica a las instituciones -desde el IFE hasta el INEGI-, que nos llama "masoquistas colectivos", que promete subsidiar cuanta cosa se le ponga enfrente sin decir de donde tomará los recursos para hacerlo, que se escuda en la "opinión ciudadana" para tomar decisiones importantes, que se hace rodear de un gabinete muy lucidor, como estrategia política.
Pero me preocupan más los millones de seguidores que ven en él a una especie de redentor, que no entienden de razones y sobretodo que no respetan las opiniones de quienes no van con ellos -por considerarlos idiotas- y sobretodo que asumen que su opción es la mejor, con la única excusa de que como no han estado en el poder, entonces ellos son los buenos.

JVM representa a un partido que ha dejado un mal sabor de boca estos años que ha estado en el poder, representa a un partido de derecha, mocho, mojigato, conservador hasta la médula. Sin embargo, -tomando como evidencia las campañas- ha demostrado que de las tres opciones, es la menos conservadora -no digo la más liberal, porque sería una ofensa llamar liberalismo a cualquiera de esas visiones-.
Tiene en contra a los hombres machistas -que son muchos- que la ven como "una pinche vieja que debería estar metida en la cocina" (así me lo dijeron).
Pero tiene en contra también a las mujeres pseudofeministas que la ven como una "mojigata, debilucha, retrógrada".
Tiene en contra a un partido que le dio la espalda desde el inicio.
Tiene en contra al SNTE.
Y sin embargo, a pesar de todas esas piedras, supo encontrar -por ahí del segundo debate, y muy tarde en la campaña- su zona de confort.
Tiene muchos defectos, y uno de ellos fue asumir que su condición de mujer era todo lo que bastaba para seguir en la contienda, ese fue su peor error. Y aún con todo esto y  parafraseando a Guillermo Sheridan:
Mi voto es por Marcelo Ebrard -en el 2018-
Pero en esta ocasión mi voto va para Josefina...a pesar de su partido.


He de agregar que tristemente, después de haber visto el cierre de campaña de JVM, quedé tan decepcionado de su decisión de invitar a Calderón a su gabinete que he vuelto al inicio. Es decir, regresé a los indecisos.
Tengo tres opciones:
a) Votar por Josefina, a pesar de su partido y de su invitación estúpida.
b) Anular el voto, aunque no sea algo en lo que crea.
c) Volverme uno más de los que votarán por AMLO.
Ya veremos que pasa el Domingo.

1 comentario:

Rodion dijo...

Se venden clavos de medio uso para akelarres dizquiérdicos. Informes aquí.

(Digo, por si ocupan)