8.11.11

Caminar la ciudad (de México)

Vivir hoy en las ciudades implica no vivirlas desde la mirada del peatón, todo se ha vuelto mecanizado, nuestra dependencia del automóvil y otros medios de transporte no nos permite observar las interacciones sociales que se dan más allá del parabrisas y/o ventana.
La falta de identidad y de apropiación del espacio se ha incrementado conforme se incrementan esos desplazamientos mecanizados y en automático que hacemos diariamente.

Esta (vaga, sin sentido, aleatoria y muy superficial) reflexión surge como consecuencia de caminar la ciudad, en este caso el DeFectuoso. Como buen provinciano (gracias @sallesino por etiquetarnos como tal)  que llega a la gran ciudad me permití darme el lujo que querer conocerla a tiro de piedra y a mi manera; caminarla y recorrerla a mi antojo pues. 
Son innumerables las experiencias que eso trajo como resultado, experiencias que van desde los albañiles echandose el porro mañanero hasta los vendedores de cualquier objeto imaginable en las entradas al metro o los siempre trabajadores gritones del Zócalo, sin dejar de lado a los hipsters paseando perros y empujando niños en "strollers" y a las señoras burguesas tomando café en Polanco.

Todos ellos al final de cuentas son los que conforman ese mosaico variopinto y cosmopolita que hace que la ciudad se vuelva interesante, a menos para mi. 
Lo de menos es haber confundido Tacuba y Tacubaya, 
No importa haber caminado sin rumbo por unos buenos 45 minutos, a medianoche, buscando una estación de metro.

La experiencia de volver a caminar una ciudad, cualquier ciudad, me remite a ese tan socorrido año sabático que estuvo lleno de esos paseos a medianoche que se acompañaban de trivialidades como tratar de adivinar la temperatura, esos recorridos que me desvelaban  discutiendo la vida, mi vida, su vida y otras banalidades.

San Luis no me invita a recorrerlo, a transitarlo, a experimentarlo, tal vez es mi provincianismo o mi cinismo bienintencionado, pero por alguna razón prefiero las ciudades grandes, llenas de vida y llenas de extraños que se cruzan en mi camino y que, con suerte, me presentarán oportunidades que puede que aproveche o no, pero que ahí están presentes.

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