10.11.11

Rod(e)ando la ciudad




Algo así como 4 kms era lo que separaba el principio y el final de un recorrido que se dio por poco menos de un año.
Una bicicleta Raleigh circa 1978 era mi acompañante en cada travesía.
Asombrado de dicho medio de transporte en esa ciudad tan desconocida para mi, decidí que yo también debía unirme a la manada de ciclistas, el problema era que debía conseguir una.
Los tiempos coincidieron y un viejo amigo fue el responsable de heredarme lo que al principio parecía una reliquia inservible.
Los 11 meses en los que sufrí, me cansé, sudé, me caí, choqué, y pedaleé fueron una gran experiencia.
La nostalgia de esos tiempos regresa a propósito del post anterior y a mi renuencia a volver a las andadas, (rodadas puede ser una mejor palabra).
Entiendo el afán de apoderarse de los espacios públicos todos los Jueves, pero no comparto la idea y no me parece que sea la mejor, pero otra vez, se debe a mi nula actividad social.
Así que lo mas probable es que iniciaré el año rodando, solo y sin molestar (espero) a los automovilistas que se quejan de los 2000+ asistentes semanales.

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